sábado, 26 de septiembre de 2009

Un festejo compartido


Si enviamos por correo un regalo a un niño, se alegrará un rato: lo que dure la sorpresa y la novedad del juguete. Pero si ese regalo se lo entregamos en sus manos, mirándolo a los ojos, y luego de haber compartido con él un día de juegos y diversiones, quedará en ambos corazones algo más profundo y duradero. La verdadera solidaridad más que en dar está en compartir.
¿Quien dijo que el tiempo pasa? ¡El tiempo queda! Deja en nosotros una huella indeleble. Momentos intensos, alegres o tristes, quedan escritos en nuestros rostros: la risa y el llanto dejan sus huellas.
El pasado sábado22 de agosto compartimos un día del niño, y todos nos hicimos un poco como ellos, todos revivimos nuestra infancia. Misteriosamente el tiempo pasado regresó al presente como en una mágica máquina del tiempo.
La Elefanta Teresita y una simpática Mary Poppins, animaron con su alegría a cerca de 200 niños que daban vida a los festejos.
Beto, Jorgelina y César idearon los juegos y actividades del día. Nuestros amigos de Kimberly Clark y algunos voluntarios de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, organizaron a los chicos para que todos pudiesen participar en los juegos. Y como premio a la participación cada niño recibió un juguete...
Juegos didácticos, pelotas de fútbol y juguetes diversos salían de grandes cajas donadas por Kimberly Clark.
Claudia y su equipo de voluntarias presentaron irresistibles tortas, mientras que Jorge mezclaba con exactitud una nutritiva leche chocolatada.
La fiesta terminó, pero ese tiempo compartido con los niños quedará en nosotros, atesorado en nuestros corazones aún cuando se desdibujen los recuerdos.

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