jueves, 2 de julio de 2009
¡¡¡Bingo!!!
Cuando los números corren en bullicioso tropel dentro del bolillero, nadie puede evitar contener el aliento. Uno, dos, tres casilleros se tachan: faltan pocos. Alguno completa una línea y se acerca feliz a recibir el premio. Hasta que la palabra mágica se expansiona desde dentro: ¡¡¡Bingo!!!
El día está frío, pero el ambiente es cálido: lleno de afecto. Muchas familias jugaban este sencillo entretenimiento, sentados en grupos. Muchos niños aprendían a tachar los números que cantaba en voz alta nuestro querido Beto, en una práctica un tanto informal de las matemáticas.
El mayor premio que llevamos todos, fue este grato momento que hemos pasado junto a nuestra querida comunidad. Un tiempo que nos hizo olvidar alguna pena, que unió un poco más a la familia, que permitió conversar un rato con amigos.
Ese premio lo ganamos todos: ¡¡¡Bingo!!!
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